Ansiosa, desmedida, impulsiva, acelerada. Así me describía,
así actuaba ante todo en la vida. Mi carácter
impulsivo volvía mi proceder torpe, actuaba sin pensar, no media consecuencias.
Y, en general, las padecía yo. O peor aún las padecían otros y no lo veía.
Ya no me acuerdo hace cuantos años fue, pero un día una
amiga, me dijo la frase. “Pasitos de bebé”. Palabras indicadas, dignas de una
padecedora de mis ansiedades. Con el tiempo y los tropezones, entendí lo que
significaba. Así es como se volvió un estandarte, una señalización permanente. Una
alerta ante mi accionar.
La ansiedad y la falta de equilibrio son dos de los “temitas”
que van a requerir esfuerzo emocional constante en mi vida, si pretendo que no
me explote una bomba en las manos.
Trabajo free lance en casa, y para controlar mi obsesión con
el orden uso los baches del día limpiando, lavando, acomodando. No puedo
mantenerme quieta. De todas maneras mis dos gatas y mi perro colaboran
desordenando y ensuciando y n
Es difícil que mantenga mi mente en blanco, salvo cuando
medito (si el zoo me permite tener algunos minutos de soledad y silencio). Inevitablemente,
existen momentos donde no me queda otra y libero la mente, donde no todo esta
tan acomodado.
Hoy entre trámites, llamados, mails y archivos de Excel me encontré
con el silencio. Y me vi cuestionándome, será que a veces mido demasiado mis
pasos? Será que esta mujer de 30 años, que lejos está de ser un bebé que
aprende a caminar, tenga miedo de volver a tropezar? De caerse?
En mi lógica, el temita en cuestión, fue manejado bien.
Pasos lentos, disfrute permitido, angustias medidas, determinación. Barco
abandonado a tiempo para no hundirme. Convencida que hacía mucho tiempo no me
manejaba tan bien un vínculo con otra persona. Sintiendo la convicción que la distancia
era lo más sano para mí, no recayendo en mensajes impulsivos o embriagados que
solo dejarían un vacío y una angustia que remueva cimientos. Pero…
… no se trata de eso la vida? De arriesgarse, de lanzarse,
de animarse, de hacer lo que uno siente? De caerse y volverse a levantar? No
está mal medirme, está mal reprimirme. Maldito equilibrio que tanto me cuesta.
No voy a abalanzarme sobre el celular, ni voy a hacer un
llamado desesperado. No hoy, no en este caso. Pero puedo tratar de caminar, con
miedo a tropezarme, pero hacerlo de todas maneras.
Será que esta mujer tiene muchas piezas acomodadas pero
otras un poco embarulladas? Veremos… siempre hay cosas que acomodar.
Comentarios
Publicar un comentario