Trapecista.

Hace tanto que no escribo que no sé ni cómo empezar. Esto se va a parecer más a un borrador que a un terminado, pero es probable que escriba mejor cuando no considere que es importante el modo sino el contenido. No sé si lograré ENVIAR sin antes leerlo mil veces y corregirlo. Como sea ahí va…

Pasaron casi 365 días desde la última vez que publique, desde que me la última vez que escribí porque la verdad es que no volví a intentarlo. Si pensar en escribir, pero por algún motivo quedo solo en un pensamiento. Hay tanto que me gustaría expresar que las palabras se estancan como en un embudo.

Arranque desempleada, viví con 10 pesos en varias oportunidades, tuve escasas entrevistas, poca motivación siquiera para permitir que me contratan boicoteando cada una de las posibilidades, tuve intentos de supervivencia fallidos. Tuve mucha ayuda. Tengo la sensación de haber estado sentada en un cráter paralizada y mis afectos estirados tratando de sacarme. No me estiré suficiente. Y como cada uno tiene su manera hubo quienes pudieron acompañar, los que están firmes siempre, los que de la nada te consideran y ayudan, los que tuvieron que recargar energías para seguir bancandola y yo, esperando algo que no iba a llegar si no salía a buscarlo.

Basto que una sola de esas personas, tal vez la que sentía que más me sostenía, decidiera dejar de hacerlo. Todo lo que venía padeciendo se hizo real, lo sentí, me apagó, me tiro hasta donde tenía que empezar a estirarme, saltar, treparme para salir de ese cráter.

Gracias a que ya había conseguido trabajo conocí a gente que lograba entretenerme, contenerme del algún modo, sacarte una sonrisa cuando lo necesitaba. Y una de esas personas me recomendó a una counselor. Casi sin tener muy claro que podía hacer por mi, pero con la necesidad de recibir solo un cuarto de lo que más tarde recibí agende una cita.

Se convirtió en una red, una red de contención, donde uno se anima a saltar sabiendo que existe alguien que te respalda, que predica por tu salud emocional. De a poco, sin ahondar mucho en “lo que no fue” fuimos reforzando y creando nuevos cimientos. Le dimos forma, color y nombre a las cosas. Las llamamos por su nombre. Miedo, angustia, bronca, frustración.
“Estoy muy enojada conmigo” y estallé en llanto en una de las sesiones más movilizadoras. La mirada ajena es muy castigadora, pero la propia es aún peor cuando uno cree que para atrás hizo muchas cosas mal.

Creo que en la sesión 10 abre dejado de llorar, había mucho que tenía que sanar, que perdonarme. A medida que las semanas pasaban las cosas se iban acomodando mucho más rápido de lo que creía el primer día. La sensación de frustración se convirtió en esperanza y en fe en mi misma. En creer como dice Claudia que realmente “hacemos lo que podemos, Agus”. Y cuando uno va queriendo, va dejando el “deber ser” de lado y va sintiendo que sentarse a lamentar sin querer mejorar no llega a ningún lado también va pudiendo. A hacer una vez más lo que podemos. A crecer. Y vaya que este metro cincuenta y siete siente que creció.

Hoy tuve la última sesión de este ciclo. Hoy volví a llorar. Las lágrimas eran una mezcla de felicidad con melancolía. Encontré un espacio donde me sentí cómoda, segura, capaz. Conocí a una persona que supo ser sinceramente frontal y dulce al mismo tiempo. Todo sucedía el miércoles después de la sesión, como desafiándome a resolver las cosas, a enfrentarlas. Y ahí vamos a enfrentar todo, con la certeza de tener la capacidad, pero también sabiendo que siempre va a haber un horario para mí, que siempre voy a tener mi espacio.


Hoy pude agradecerle a alguien por ayudarme, por tener un gesto conmigo, a saber que puedo merecer “el mimo” de otra persona sin sacar mis pinches por miedo a salir lastimada. Hoy puedo sacarme la armadura, que tan oxidada está. Hoy puedo saltar, construimos una red de contención!




*El término counseling es un anglicismo que comprende diversas áreas de trabajo y requiere de una formación profesional superior que apunta a la prevención y atención de problemas de la vida cotidiana o conflictos relacionados con crisis vitales tales como sexualidad, adolescencia, relaciones de pareja, adicciones, desarrollo personal, etc. y con un importante uso de recursos provenientes de la Psicología Humanista.

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