Tengo una amiga que vive diciendo que odia el trabajo donde
nos conocimos, y no me canso de decirle que todo lo que nos dio fue más de los
que nos sacó. Ahí nos conocimos y si eso hubiese sido lo único que nos hubiese
dado, sería suficiente.
El trabajo dignifica, independiza, madura y nos da de comer.
El trabajo genera lazos humanos en los que a veces la relación con un jefe
termina pareciéndose a un matrimonio de 50 años de casados. Relaciones con
compañeros a quienes adoptamos o nos convertimos en primos, hermanos, tíos y
padres “laborales”. Relaciones laborales que exceden la jornada y vínculo
laboral y permanecen. Yo tuve de todas esas y la gran mayoría pertenece a mis
vínculos más preciados y generaron otras relaciones con sus familias y amigo.
Los gordos y con ellos sus amigos y familia, convirtiéndose
en parte de la mía. Con mi Bella Bello familia, amigos y una excelente relación
laboral posterior. Un primer amor y una primera familia política. Ine Pochita y
un vínculo tan lindo que lo unió la adrenalina del día a día y el gusto por el
buen comer. Con la regia más linda una relación que pareciera que siempre
hubiese existido. Un compañero de lluvias donde escribir es el perfecto
canalizador de nuestras inquietudes y sentimientos. Uno de los momentos Kodak
más fantásticos de la historia con un extranjero y una futura madre de buena
madera. Una escena romántica que supera el momento más meloso de “Diario de una
pasión” bajo la lluvia.
Gracias Atento, Valdemoros, Mediomundo, Punto Art por
alimentarme la panza y el corazón.
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