#365happydayschallenge

30 de diciembre. Hoy hace 100 días me sume al #100happydayschallenge, que consistía en destacar durante 100 días consecutivos lo "feliz" de cada día. Tarea difícil, pensé. No solo poder rescatar algo bueno todos los días, también tener la constancia de mantenerlo en el tiempo. 100 días, vaya desafío.
  



Causalmente, el último día del desafío coincide casi con el último día de este año, día que disfrute con una de las personas que más me sanan, entre un reducido número de personas que pertenecen a mi mundo. Persona cuya sola presencia acarician el alma, brindan impulso y te quieren bien, sincera y desinteresadamente por sobre todas las cosas. En algún momento de mi vida sentí que “pocos amigos” significaba soledad, angustia, desapego, que tema creer que Roberto Carlos tenía el secreto de la vida. Hoy entiendo que no tiene que ver con la cantidad sino con la calidad de personas que te rodean, lo sano de los vínculos. El "ganar - ganar" con el indispensable requisito de reciprocidad. Solo así las relaciones logran perdurar realmente. Parece que por fin puedo llevarlo a la práctica, más allá de la teoría. Haciendo lo ideal real.

Hoy me encuentro haciendo un balance del año, a pesar de haberme negado rotundamente. Temía que el último mes nublara un poco un año lleno de cosas. Último mes que aun con algunas piedras en el camino siguió enseñándome, no podía detener mi cursilería a flor de piel. Sé que un amigo detestaría este optimismo, pero eso me queda, mucho aprendizaje de todo el año y muchísimo más de este diciembre.

Lo primero que hice fue mirar fotos para agregar esos recuerdos que tienden a perderse entre tanta información, entre tantas cosas que pasan en 365 días. Después aproveche haber tenido el #100happydays que me ayudo a tener una idea más clara de todo lo que viví y así sentarme con mi mate y mi atado de puchos a cosechar lo que sembré. Y ahora si ponerme a sembrar para un 2015 más inteligente en lo emocional y en lo terrenal.

El año arrancó con personas de toda la vida y personas que solo pasaron por una temporada, por algún motivo, por alguna razón. Pocas vacaciones, cansancio acumulado.

Un proyecto que de a poco se fue diluyendo, una vez más una persona que creía amiga me decepciono. Una muestra más de lo complicado que es llevar al plano laboral una relación de amistad. Pareciera que me gusta tropezar con esa piedra.
Tuve uno de los ataques de irá más grande de los últimos tiempos, impotencia, dolor, gritos y una madre que pretendía contener lo que era mucho más que una nueva desilusión. Por fin lograba que mis emociones no quedaran contenidas en mi metro cincuenta y siete de altura y saliera, cual volcán en erupción.

Un cumpleaños que buscaba ser un volver a empezar y no tuve mejor idea que patear tableros. Arrancando de nuevo, alejándome del dolor.

Otra de las personas más geniales de mi vida se casó con su novia, y ya amiga mía, y me dieron la posibilidad de ayudarlos y poder reflotar una vez más mi sueño de ayudar a festejar. Sumé a mi “amiga familia” y aunque no prospero mucho más que una previa y un día lleno de emociones lo disfrutamos mucho. Esta oportunidad me dio la certeza que en algún momento, de alguna manera voy a dedicarme a lo que amo. Voy a tener que buscar el momento y cumplir mi sueño conmigo, sabiendo que es mío y no siempre compartido. Sabiendo que lo que a mí me apasiona y me mueve no es lo mismo para todos. Sabiendo que puedo, porque es mucho de lo que soy.
Fue uno de los momentos kodak más lindo del año, siendo parte de algo tan lindo para personas que adoro, compartiéndolo con mi familia elegida y con la que me tocó en suerte que me ayudaron a realizarlo.

Una vez más el universo conspiro a mi favor y apareció una propuesta de trabajo que terminaría siendo bisagra en mi año por muchos motivos.
Volví a un circulo de trabajo anterior, parece que tiene sus frutos obrar bien y mantener los valores. Me gustó volver pero me recordó también porque no pertenecía más. Pero existieron recuentros y encuentros.
Volver a vincularse con gente que siempre fue agradable, vivir cosas nuevas y fortalecer lazos. Vivir el momento exacto a donde una persona se entera que una vida crece en su interior. Pocas cosas son tan maravillosas como compartir el efecto de las dos rayitas con alguien. El milagro de la vida en todo su esplendor. Sigo emocionándome como ese día.


Y entre cascos, ingenieros, partidos políticos, ideologías, prejuicios y tantas cosas que interactúan en un mismo parque surgió el amor. Busque un montón de sinónimos, pero es amor. Amor porque nos gustamos, nos cuidamos, nos queremos, y nos hacemos bien. Cuando se escucha “los que se pelean se aman” y cuando las miradas y las risas no se pueden disimular no hay manera de hacerse el boludo. Estar boludo es un estado precioso, con sus pros y sus contras. Y ese amor, que es sano y se cuida, no solo trajo una catarata de risas y alegrías sino que también un poco de realismo, de honestidad brutal, de jugadas de Messi, de intensidad alborotada, de querer ser mejor para uno y para el otro. Pero eso también es un camino que espero que recorramos juntos y que me permita trabajar conmigo todo lo que voy aprendiendo.

Y una nueva etapa termino, con escenas de película, villanos, personajes y melancolía. Entendiendo muchas otras cosas que en el ámbito laboral voy a tener que aprender a aplicar, aplicar cuando tenga un nuevo desafío que por ahora es darle rumbo al ámbito laboral, encontrándolo primero. Buscándolo, aceptando que se puede empezar de nuevo, que se puede bajar para poder subir.
 



Y un nuevo año termina, no tuve la sensación de un año que pasó volando o un año que no haya dejado cosas. Muy por el contrario aun cuando no todo es color de rosas hay muchas cosas por trabajar, por destacar, por dejar guardado en algún lado pero por sobre todas las cosas por cosechar y seguir DISFRUTANDO. 
Se viene el #365happydayschallenge

Comentarios